Mas que un blog, es un bloc.

domingo, 8 de abril de 2012

te quiero
porque eres bonita
mas bien
te quiero
porque eres.
esto es:
un libro
un árbol
o también
la sinceridad
es decir
había una vez
es decir
que siempre estás
más bien: the great girl in the sky.
   De mi libreta, 1.

martes, 3 de abril de 2012

te has dado cuenta
que todo el mundo
compara al hombre
con el perro
pero nadie
lo compara
con el hipopótamo?
A quien haya conocido a uno
que me perdone la comparación

Aclaración:
Poco le importa al hipopótamo
como poco le importa al hombre.

lunes, 2 de abril de 2012

Como nunca, yo había llegado a visitar su casa, esa vez porque andaba lloviendo y a su motocicleta se le habían roto los frenos, y además porque Lucho (que no lo aceptaba) se había molestado, no sé por qué cosas, con su enamorada, una morena llamada Daniela, de grandes ojos negros y cabello largo, larguísimo y también negro, lo que lo dejaba en un letargo en las tardes de verano, donde no salía por horas de su cuarto, y eso a mí también me jodía la billetera, porque era Lucho el que venía a mi casa o me recogía para ir al bar a conversar.  De un extremo de Sullana hasta el otro, 20 cuadras de camino y un paraguas incluido, y un gran caserón al fondo de la vía. Él se quedaba en el tercer piso de la primera casa: cortinas anchas y grandes, y 1 ventana gigantesca (2, si contamos a la puerta eternamente abierta)  con vista al valle y al río-color-puesta-de-sol incluido. Me acuerdo que llegue a su casa aun sin una excusa para solapar aquella primera visita (que planeaba inventar en el camino), que dije "cholo, ¿como andas?, ¿vamos a tocar?" pero Lucho ya sabía de mi reciente adicción a los libros(mucho tiempo después me habría de decir que Massa le había contado el incidente en su casa –mochila rota, bam, 3 novelas ya no tan secretamente robadas, y muchos perdóname cholo, necesito leer porque acá no tengo nada y el gringo cagándose de risa y diciéndome te los regalo, te los regalo) y lo primero que hizo fue llevarme a la biblioteca, con una celeridad por la que hasta ahora le estoy agradecido, pero que estoy seguro para él fue un acto automático, de reflejos puros. Lo que quieras,elige lo que quieras, ya es cosa tuya, hermanito, me dijo lacónicamente mientras miraba hacia la calle, pero eso sí, los de Wilde me los cuidas mucho.
De ahí lo visité diario, o casi diario, repartiéndome el tiempo que me restaba de las vacaciones entre su biblioteca (122 libros, contados a vuelo de pájaro) y la de mi abuelo, que era mucho más grande, pero también mucho más vieja, o lo que es lo mismo,  con libros enormes, y exageradamente aromados que no cabían en mi mochila.  A cambio de los libros y los almuerzos ocasionales, a Lucho le limpiaba la casa, porque ya no había dinero para el servicio, y porque era además lo único que yo sabía hacer medianamente bien, porque no me molestaba hacerlo y porque de hecho lo disfrutaba. Todos los días la ceremonia de limpieza iniciaba, seis, siete de la noche. Antiestrés, mi pincho, me decía, riéndose a más no poder. Luego se quedaba callado y no hablaba en toda la noche. Otros días me miraba mientras lavaba los platos y me ofrecía algo de tabaco. Las veces que no le contestaba, me decía bien, espero que lo próximo que escribas esté bueno. Solo ahí me daba cuenta de los cigarrillos y nos reíamos, yo porque pensaba que me conocía bien, y él porque a esas alturas ya había prendido un cigarrillo y ya estaba achinado, rasgadísimos ojos, todo un oriental. Era ahí cuando cogía sus-mis libros y me iba a las 20-cuadras-a-casa-otro-extremo-de-la-ciudad, seguro para desvelarme escribiendo.
Un día lo encontré golpeado, viejo y tristón. Quise  decirle ahí mismo no me importa que te encontraran ebrio, tirado en un parque de Santa Rosa, hermano lindo, esas son huevadas. No me importa que hayas besado a  1  o más obreros por la noche, ni que mucho antes  (cholo, 2 años son bastante) recorrieras los burdeles y los hostales con mujeres mayores y casadas, con hombres mayores y casados, con tabaco, con dudas, con cualquier cosa que tu quieras, o puedas, o debas llevar. Todo eso, todas esas cosas son huevadas. Me miró antes de poder hablar, con una mueca de sonrisa andrógina en el rostro enrojecido. Alzó su mano y la dejó caer, apoyando su codo sobre un escritorio. Le devolví tiernamente la mirada: lo que quieras, elige al que quieras, ya es cosa tuya, hermanito. "Lucho está así ...por un problema con su novia",escucho desde la cocina, mientras miro en un viejo libro de Wilde, casi pegado a la última página, la foto carnet de un chico de unos 18 años, ojos verdes, cabello castaño y cara fina, corazones dibujados a su alrededor...

domingo, 1 de abril de 2012

Mucho después
le podrán golpear
le podrán tocar
le podrán gritar
clavar
pegar
negar
mezclar
llamar
quitarle las manos y tocar con el pecho
quitarle los ojos y mirar con los pómulos
quitarle el amor y amar como los niños
quitarle la h de homo sapiens
señor sí señor
mire al frente y saque pecho
¿y qué más?
mire al frente señor y no pregunte
y quite los signos de interrogación
mejor aún
y quite los puntos y comas
¿y que más?
Mucho después
mucho después no presentar la tarea
mucho después ser pendejo
mucho después hartas idas y vueltas
muchos después con hartos golpes en la cara
pero nadie lo va a herir.